domingo, noviembre 19, 2006

El costo del dinero

(Las tarifas de la experiencia)



Ah dinero, dinero, dinero... Temido y odiado, amado y despreciado pero raramente valorado con justicia por sus detractores ni tampoco es bueno decirlo por sus mas fieles seguidores. Los hay quienes creyendo volar demasiado alto en los cielos de la intelectualidad, la bohemia, etc. reniegan de él porque pareciera que lo asocian con lo más despreciable del ser humano, culpable o como mínimo cómplice de todo lo frívolo, superficial o lo decididamente insustancial de nuestra sociedad.
Los hay en cambio quienes endiosan a nuestro monetario amigo hasta considerarlo más importante a veces incluso que sus propias vidas, el instrumento mas certero de evaluación de personas, planes, promesas y circunstancias de diversa índole.
Creo que el primer grupo se equivoca porque el dinero es mucho mas que un simple y vulgar papel impreso con los colores de la codicia, es mas bien una medida de nuestra inteligencia, habilidad, instinto de superación o en último caso buena suerte y representa en gran medida nuestro esfuerzo y nuestro deseo de avance y de cambio, nuestra ambición de movimiento vital ante la desidia de la nada que siempre nos anda pisando los talones. La ambición genera el movimiento sin el cual la vida se detiene y luego se extingue.
Los del segundo grupo también se equivocan porque a menudo consideran el dinero como nuestro capital más importante, cuando el vil metal si bien casi imprescindible para la supervivencia diaria, es solamente la menos significativa de nuestras posesiones y probablemente la mas fácil de conseguir, cualquiera puede eventualmente hacer dinero, basta que mires a tu alrededor para comprobarlo...

Y hablando de nuestras posesiones quiero pasar al tema central que me trajo a este post:

Nuestro capital y sus costos.

"Eres prisionero de todo lo te pertenece" decía un viejo sabio de la antigüedad. Sean objetos, personas, afectos, poemas, websites, proyectos, logros de diversa naturaleza, electrodomésticos para hacerte la vida más fácil, un convertible rojo, un puesto docente o decente, o el terreno en el campo que siempre soñaste, la propiedad es una avenida de ida y vuelta: Somos dueños de casos y cosas que de alguna manera también nos poseen.
Y ni que hablar de los costos que hilando fino podríamos hasta calificar de inversiones. Todo cuesta tiempo, dinero, trabajo, malasangres varias de estación, una lágrima, un disgusto, o el esfuerzo de toda la vida... Propongo no poseer nada para ser libres?
No, no es eso de ninguna manera, esas inversiones tienen su merecido retorno: La experiencia, uno de nuestros capitales más valiosos que se empeña en ser inversamente proporcional al tiempo de vida que nos queda, es decir que has alcanzado la mayor experiencia posible justo antes de despedirte, good bye, adiós, arrivederchi y si te he visto no me acuerdo.
Todo lo cual me provoca un doble sentimiento ya que cuanto mas experiencia tengamos mejor probablemente es nuestra vida pero también menos cantidad nos queda de ella. Además la misma experiencia que nos da seguridad nos quita un poco de la frescura, de la aventura de vivir. Parece nomás que nada es gratis, todo tiene algún precio.

Pero bueno, como buenos financistas analicemos nuestras opciones:

1-Ahorrar: Nos gastes un sope más de lo estrictamente necesario, guardalo para mañana cuando finalmente llegue esa gran oportunidad de gastarlo en algo que realmente te haga feliz y te redima de esa vida bastante gris que llevás todos los días. Ese crucero por el Caribe, la bailarina que adorabas en secreto, dejar ese laburo de porquería, cumplir el sueño del pibe... También y de paso ahorrate molestias, trabajos, dolores, abandonos y fracasos. No intentes nada que no sea seguro, no corras riesgos, siempre saldrás lastimado...
Esta actitud conservadora es la mejor opción para pasarla cómodo y sin sufrir demasiado y algún día ser el muerto mas rico del cementerio. Es una excelente receta para vivir mucho sin vivir nada.

2-Derrochar: Castillos en el aire, espejitos de colores, cada aventura para turistas, cada tentación que te ofrecen en la peatonal, compro todo!
La nueva tostadora con microcontrol que usaste solamente dos veces, el tour a la costa para socios VIP que vino con el resumen de la tarjeta y no era tan "vip" como parecía, una casa enorme con pileta, alarma, perros, seguro, créditos, cuotas, intereses, interesados de todo tipo, chiches y chichones, amigos y amigotes, servicios de diversos montos y montones... Montones de horas de tu vida dedicadas a mantener esa enorme y a veces agobiante estructura. Vale realmente la pena?

3-Una propuesta alternativa? Inversión inteligente: No existe tal cosa, los riesgos siguen siendo grandes, las equivocaciones frecuentes y el cuidado muchas veces cobardía. Pero ahí vas queriendo ver bajo el agua sin una linterna, sin una brújula. Con el tiempo eso si alguna sabiduría ganamos aunque mas no sea por cansancio y mejoramos con suerte un poco nuestras decisiones y finalmente aprendemos a invertir con algo más de mas cautela nuestro esfuerzo y nuestro tiempo, siempre en el borde entre el triste malgastar que te chupa la vida y el estéril ahorro que no te salva de la muerte. Sabiendo que estamos de paso y que todo lo que "poseemos" es en realidad alquilado.
"Vivir solo cuesta vida..."

3 comentarios:

Anónimo dijo...

ANÓNIMAMENTE diré que...

Estuviste EXCEPCIONAL.

Antonio the Outlander dijo...

Anónimo: Muchas gracias por tu comentario, me alegro que te haya gustado este post. (Me "costo" un montón escribirlo, jeje)

Anónimo dijo...

Es verdad lo que irónicamente dices. No permitas que el cementerio se colme de ricos. Entonces: Aprovecha tu riqueza, ya sea material o espiritual, aquí, ahora, en esta vida. La del futuro no sabes si llegará ni cómo será.