lunes, diciembre 18, 2006

Especial Navidad

(El poder de Santa Claus)



Chavez ha prohibido a Papá Noel en todos los edificios públicos de Venezuela transformando al simpático gordito panzón en el primer exiliado de la Navidad Latinoamericana. Quieren parece, volver al pesebre que es mas criollo y menos sajón que nuestro colorado amigo de barba blanca. Todo lo cual me suele oler a un sospechoso tufillo nacionalista que yo usualmente asocio a los sectores conservadores y/o ultracatólicos tan arraigados en América del Sur, tanto en las clases adineradas como en las clases mas populares de la población.
Pero bueno, más allá de los ojos azules del rubio Niñito Dios de porcelana o de quién es o fue realmente Papá Noel y de la historia real de San Nicolás de Bari, las fiestas paganas a Saturno en la antigua Roma y los dibujos de Thomas Nast y la Coca Cola, me gustaría hablar un rato del famoso y no por eso menos vapuleado "Espíritu Navideño".

Cuando era adolescente, pragmático e ignorante pensaba que los cementerios eran una pérdida de tiempo, un espacio público desperdiciado, sólo apto para tontos y ancianas ingenuas que fueran los domingos a dejar flores frente a unas lápidas de piedra que envejecían sin sentido alguno bajo el sol y la lluvia de los años, fomentando entre todos el pingüe negocio de las funerarias y el modesto comercio de flores en los kioscos locales. Sin embargo luego que murió mi padre voy a dejarle flores cada tanto y a charlar un rato con el de mis problemas frente a su tumba que tiene sólo unos garabatos míos grabados en el mortero fresco que tapa el nicho. Ahí me comencé a dar cuenta cuan equivocado estaba en el pasado, a los cementerios (como casi todo) los hicimos porque nos hacen falta, como símbolos de nuestra propia finitud, como recuerdo de los que nos precedieron o vaya uno a saber que insondables necesidades del alma. Si los seres humanos construimos cementerios desde que vivíamos en las cavernas será por algo.
He dejado hace mucho tiempo de menospreciar los mitos y costumbres de las personas y los pueblos simplemente porque pueden parecer tontos, ilógicos o hasta ingenuos y kitsch a simple vista y desconfío hoy por hoy de las frases célebres de mi juventud al estilo de "las religiones son el opio de los pueblos" y otras de la misma calaña.

Con el "Espíritu Navideño" me pasa lo mismo: Me solían caer pesadas las comedias hollywoodenses sensibleras que por estas fechas pululan en la TV y los cines de fin de año dando muy buenos dividendos a las nuevas cadenas multimediáticas del siglo XXI. Pero la pregunta es para mi ahora: Invalidan las ganancias el concepto? Dalí fue menos artista porque se hizo rico pintando? Está mal "vender" buenos sentimientos, esperanzas (y entretenimiento) al estilo Hollywood o el mas autóctono Tinelli en Bailando por un sueño? Y lo mas importante: Tenemos realmente todos nosotros cosas mucho mas "importantes y profundas" que hacer con nuestro tiempo en vez de que disfrutar con un poco de ingenuidad del espíritu de la celebración las fiestas de fin de año? Tengo una amiga que sólo escucha música clásica o folklore de protesta, va los museos de arte moderno porque "esta bien", sólo lee a Borges o Bukowski y sólo vé películas de Bergman o Tarkovsky, detestando por otro lado a los McDonald's y las películas de Hollywood por ser expresiones del imperio Norteamericano y a los programas de Tinelli por ser estúpidos y pasatistas. No se está perdiendo una parte de la realidad, de la historia y del Mundo? No es mejor tener una experiencia vital mas variada? Cada uno sabrá la respuesta que más le cabe.

En cualquier caso y volviendo al "Espíritu Navideño" y a mis queridos amigos nacionalistas que añoran al Niñito Dios: No son todos mitos al fin y al cabo? O creen acaso en los Reyes Magos de verdad? (son los padres). Es mejor o más válida una leyenda que la otra? o la otra? o la otra? o los miles de mitos y costumbres que florecieron en todas las épocas y en todas las culturas? Me parece entonces tonto desacreditar unos mitos en favor de otros que estén mas acordes a nuestros prejuicios, escala de valores o modelo mental del momento.Todos son inventos, por eso existen porque los inventamos. Y seguramente los inventamos porque nos hacen falta. Feliz Navidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Realmente me encantó tu reflexión sobre la Navidad y los mitos en general.
Considero que el hombre crea e inventa todo para generar un marco de contención y significados, que lo ayuden a orientarse en este mundo tan vasto. De esa manera satisface necesidades del alma, de la razón y del entendimiento humanos. Son parte de la cultura y la sociedad en la que habita, defienen su propia ontología, su forma de ser y comportarse.

Pero existen diferentes marcos de referencia a través de los cuales se puede concebir al mundo. No es bueno quedarse con la estrecha visión que nos pueda brindar sólo uno de ellos.